A veces uno no da crédito a lo que oye.
Asistimos a una situación extraña; en los medios de comunicación y en los corros políticos se ha producido una falla terrible en la coherencia, con fatal hecatombe para el pensamiento lógico. Hace unas semanas, lo que contaba el agente A era auto de fe, palabra de Dios, profundo dogma y flagrante evidencia.
El agente B ejercía muy recientemente como profeta de A, que era a su vez genio de la lámpara, gurú de la verdad suma. El agente B coincidía (¿cómo no hacerlo?) con el adalid de la sinceridad, agente A, y ambos parecían adorarse mutuamente cuando hablaban de la cuestión C, con profusas loas a la credibilidad del otro.
De repente, la cuestión C se tuerce, se retuerce y parece romperse (¿del todo?). El agente A sigue en la tónica que mantenía en el lapso temporal inmediatamente anterior, haciendo públicas determinadas informaciones que le facilita una fuente por todos conocida (agente D), fuente que ha decidido hacer público (como si no lo hubiera sido ya hacía unos meses) que, en las determinadas condiciones en que se encuentran sus conversaciones con B, no le interesaba seguir con la relación.
Herejía. Anatema. Alarma. (¿Cómo que no te interesa seguir?). De repente, como si se hubiera caído el cielo, B sufre algo parecido a una crisis de conversión, se cae del caballo de San Pablo, y se pega tal galleta que cambia el tercio de manera radical.
Agente B clama no sólo que agente A no tiene la más mínima credibilidad, sino que brama también que en ningún momento ni lugar del universo universal agente A la ha tenido. Nunca la tuvo y nunca se la dí, mantiene agente B, y lo dice tan tranquilo, como si ninguno de los que le hemos escuchado tanto tiempo decir lo contrario tuviéramos memoria. ¿Cómo vais a creer a agente A, hermanos, cuando dice ahora E, e insiste en que E es cierto y lo era antes? ¿No veis que agente A nunca ha dicho una verdad, que en la vida del señor señorial ha tenido la más mínima credibilidad?
Concluyo (sólo para los más despistados) identificando los términos de la ecuación: A es GARA. B es el gobierno español y su coro mediático. C es el proceso de paz. D es ETA. E es el conjunto de revelaciones (coherentes y lógicas) que está haciendo últimamente GARA en relación con los antecedentes de las negociaciones entre ETA y el gobierno español.
¿Y G? ¿Qué es G? G es lo que el gobierno español cree que somos, cuando pretende que nos traguemos otro sapo más. ¿Hace falta que ponga el restro de las letras que forman la palabra?
Pues eso.
Tuesday, June 26, 2007
Monday, June 11, 2007
¿Qué preocupa al PSOE?
El ambiente está, cuanto menos, enrarecido entre las tropas del PSOE. El comunicado de ETA les ha pillado con el pie cambiado (dicen algunos) y están intentando reaccionar.
Yo no me lo creo, y me explico, que para eso estamos aquí. No creo en las casualidades, y en este caso hay muchas. Es muy curioso que se haya sabido que el PSOE pidió a ETA que no atentara antes de las elecciones, y ello implica dos cosas, a saber:
En primer lugar, que el PSOE ya sabía que ETA iba a volver a atentar. ¿Qué sentido tiene si no, que en plena "tregua" (?) el PSOE pidiera a la banda que no atentara hasta despues de las elecciones, cuando estaban inmersos (teóricamente), en conversaciones tendentes a una solución no violenta?
En segundo lugar, que el PSOE sabía, obviamente, que la "tregua" (?) ya estaba finiquitada por ETA, de hecho y de derecho. Sólo pudo conseguir de la banda que, ya que iban a dar por finalizado el período de "paz" (¿ein?), los de ETA fueran al menos bondadosos con los intereses políticos del PSOE de cara a las elecciones locales y autonómicas del 27 de mayo.
El corolario es dramático, pero palmario: El PSOE pactó con ETA que ni habría muertos encima de la mesa antes de las elecciones, ni se haría oficial el fin de la "tregua" (de nuevo ¿ein?) hasta que pasara el trago de las elecciones.
Por esto están tan cariacontecidos en el PSOE: porque, a pesar de haber negociado con los asesinos una nueva tomadura de pelo a la ciudadanía española, ésta ha dado un primer aviso a Zapatero y su corte en las urnas.
Pero fíjense que en el PSOE se comportan como críos, cuando la jugada les ha salido medianamente bien: en efecto, si no hubieran logrado de los asesinos un último favor de discreción, en las urnas hubiera habido una debacle electoral del PSOE de las que hacen época. No están, pues, tan mal como, en justicia, debían estar, ni los unos (PSOE) ni los otros (ETA).
Los primeros, porque el batacazo electoral ha sido leve, gracias a los favores de los segundos. Los segundos porque han tenido tiempo de rearmarse y de colocar recaudadores legales (léase concejales de ANV) para su causa de sangre en las instituciones, con el respaldo y el apoyo de los primeros.
Que no nos pase nada.
Yo no me lo creo, y me explico, que para eso estamos aquí. No creo en las casualidades, y en este caso hay muchas. Es muy curioso que se haya sabido que el PSOE pidió a ETA que no atentara antes de las elecciones, y ello implica dos cosas, a saber:
En primer lugar, que el PSOE ya sabía que ETA iba a volver a atentar. ¿Qué sentido tiene si no, que en plena "tregua" (?) el PSOE pidiera a la banda que no atentara hasta despues de las elecciones, cuando estaban inmersos (teóricamente), en conversaciones tendentes a una solución no violenta?
En segundo lugar, que el PSOE sabía, obviamente, que la "tregua" (?) ya estaba finiquitada por ETA, de hecho y de derecho. Sólo pudo conseguir de la banda que, ya que iban a dar por finalizado el período de "paz" (¿ein?), los de ETA fueran al menos bondadosos con los intereses políticos del PSOE de cara a las elecciones locales y autonómicas del 27 de mayo.
El corolario es dramático, pero palmario: El PSOE pactó con ETA que ni habría muertos encima de la mesa antes de las elecciones, ni se haría oficial el fin de la "tregua" (de nuevo ¿ein?) hasta que pasara el trago de las elecciones.
Por esto están tan cariacontecidos en el PSOE: porque, a pesar de haber negociado con los asesinos una nueva tomadura de pelo a la ciudadanía española, ésta ha dado un primer aviso a Zapatero y su corte en las urnas.
Pero fíjense que en el PSOE se comportan como críos, cuando la jugada les ha salido medianamente bien: en efecto, si no hubieran logrado de los asesinos un último favor de discreción, en las urnas hubiera habido una debacle electoral del PSOE de las que hacen época. No están, pues, tan mal como, en justicia, debían estar, ni los unos (PSOE) ni los otros (ETA).
Los primeros, porque el batacazo electoral ha sido leve, gracias a los favores de los segundos. Los segundos porque han tenido tiempo de rearmarse y de colocar recaudadores legales (léase concejales de ANV) para su causa de sangre en las instituciones, con el respaldo y el apoyo de los primeros.
Que no nos pase nada.
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