Tuesday, February 21, 2012

KUFFIYA, BRONCA Y AMOSÁNDA

Cuando la bronca social no lo es, se convierte en política. El maestro Rodríguez Braun lo anotó hace algún tiempo en su Diccionario al glosar la inevitable identificación que se perpetra en Occidente entre los conceptos de lucha social y lucha política.

Ese Occidente que tan magistralmente definiera ayer en la tercera de ABC el filósofo Guy Sorman como un cierto estado mental, concepto a contraponer al mero elemento geográfico o político.

Lo de ayer en Valencia comenzó, probablemente, como una bronca social, al menos en la mente de algún bienintencionado alumno que pensó que pasar frío en las aulas del instituto no tiene un pase en la España de 2012 (que no lo tiene). Pero acabó como siempre, cuando los de siempre (rectius: los talluditos de la kufiya y la "jornada de lucha anticapitalista") decidieron aprovechar la ocasión y montar la de Dios es el Ché

Ocasión que, casualmente, se presenta siempre que gobierna la derecha en España. No olvidemos que la policía represora está en excedencia cuando gobierna la izquierda, plantando flores en sus cascos antidisturbios y dedicándose a labores sociales, mientras que el día que entra a gobernar la derecha, esos mismos policías reciben inmediatísimas órdenes de vaciar los cascos de tierra y flor, encastrarlos en los cráneos propios y encargarse de perjudicar en lo posible los cráneos ajenos.

Cráneos ajenos que generalmente coronan cuellos abrigados por kuffiyas y que en muchas ocasiones sirven de asiento a rastas y/o modelos capilares más típicos de lo abertzale que del Kate Middleton style. Para qué nos vamos a engañar.

Me viene a la mente la pregunta (fascista, sin duda) de hasta qué edad se puede estudiar en un instituto público. Lo digo, perdónenme, porque viendo las fotos de hoy en EL PAIS, concluyo que muchos de los protestantes en Valencia son más de Barrio Sésamo y La Cometa Blanca que de los Teletubbies, no sé si se me entiende.

Leer hoy la prensa es ojear el TP anunciando el próximo episodio de FÍSICA Y QUÍMICA, telecínquica serie de varios alumnos de un instituto público representados, en adolescente oxímoron, por actores de más de treinta primaveras (de Praga).

Tengo que coger un avión (de esos que contaminan mucho, sí) así que resumo y me callo: policía represora y pegamenores. A esto llega un gobierno de derechas que ha traído al país a la ruina económica y social (en solo dos meses, es verdad, cosa que no hace sino evidenciar la potente faz antidemocrática del PP). No pasarán.

Éste, y el de Caperucita, dos clásicos.

Amosánda.