Tuesday, November 20, 2007

QUO VADIS, PEDRO JOSÉ?

La lluvia en Madrid ha nublado mi entendimiento, me temo.

Aun sigo absorto en un laberinto de posibilidades y explicaciones (algunas voluntaristas, otras ingenuas y las más, decididamente absurdas) para intentar ubicar el artículo escrito el pasado domingo 18 de noviembre por Pedro J. Ramírez dentro de la cosmogonía político-mediática patria que intento mantener.

Pero fracaso estrepitosamente, oigan. No logro ubicarlo. No logro ubicarme. Y, sobre todo, no logro ubicar a Pedro J. Ramírez. Seré directo: ¿por qué ha querido el periodista apuntillar a Mariano Rajoy? No me contesten que no es para tanto, porque el artículo ha salido publicado el día en que acababa la conferencia del PP en la que debía realizarse el posicionamiento quasi definitivo del partido en la carrera hacia el día de las próximas elecciones.

No es posible tanta casualidad, sino evidente tal publicación ad hoc. ¿Tendrá que ver la cosa con la consigna enviada por PRISA a sus cazadores de EL PAIS y la SER de no entrar a matar con Gallardón a cuenta de la Corulla y el affaire de la operación Malaya?¿Se apunta EL MUNDO a la operación urgente de herir de muerte a Rajoy para provocar una catástrofe del PP en las urnas, precipitando, así, el asalto de Gallardón a la cabeza del partido?

Algo taciturna veo estos días a Esperanza Aguirre (aka "siguiente candidata despues de Rajoy a la presidencia del gobierno") y me camelo que algo de esto debe haber. Porque si la operación Gallardón es cierta, a élla ya la han amortizado: presidenta de Madrid hasta los restos, pero de ahí para arriba, rien de rien.

¿Saben que es lo peor de todo? Que comienzo a ver como evidente que dentro del PP hay muchisimos interesados en que, sea como sea, Rajoy se vaya a su casa, y no precisamente en el coche oficial del presidente del gobierno.

O eso o en el PP hay el mayor número de ineptos/ciegos/trepas por metro cuadrado que nunca hubo en partido político alguno. Por mi parte, tras leer el artículo de Pedro J., quedé con la triste impresión de que Rajoy es, ya, un cadáver político, que va a arrastrar las cadenas (y los puñales, ojo) de sus propios compañeros hasta la tumba que le tienen preparada en los idus del próximo marzo.

Y el círculo de la tristeza se completa cuando observo que, correlativamente, el entierro de Rajoy supondrá la consagración definitiva de un mediocre radical como Zapatero en la presidencia del gobierno de España.

Ácabo estas líneas como las empecé:

Y tú, quo vadis, Pedro J?

Tuesday, November 06, 2007

ZAPATERO Y EL PAPELÓN EN TORREJÓN

Seré breve:

La cara de Zapatero el pasado domingo en el aeropuerto de Torrejón era la de quien no se cree que un colega europeo le moje la oreja de manera tan descarada.

Los besos a las azafatas estaban fuera de lugar: Zapatero podía estar contento, pero ellas a buen seguro estaban todavía desencajadas de ansiedad por llegar a casa y abrazar a los suyos. Retrasar ese momento a las perjudicadas para poder hacerse la foto es sencillamente bananero, tercermundista e indecente.

La llegada debió ser discreta, y al día siguiente hacer las ruedas de prensa que se entendieran oportunas, no esa misma noche. Pero claro, Zapatero no iba a dejar que el gabacho fuera el salvador de las españolas (como lo fue de las francesas) ni iba a dejar pasar la oportunidad de hacerse una foto que a lo mejor le venía bien para su imagen electoral.

Nada de eso, Presi. Vd. la fastidió con todo el equipo (capitaneado por Moratinos) al no conseguir lo que otros (Sarkozy) lograron batiéndose el cobre en persona. Vd. ha vuelto a demostrar no sólo que España ya no cuenta en Europa (que es a estas altura evidente) sino que ni siquiera en el África profunda nos tienen el más mínimo respeto.

Y sepa, además, que la foto le va a salir cara porque, lejos de ofrecer una imagen de conseguidor o hábil negociador, Vd. ha quedado como el tonto de la clase, como el lechuguino repipi al que el matón del patio (el presidente de Chad) le da las collejas que quiere (eso sí, en el cogote de las azafatas españolas) y tiene que venir el valiente del pupitre del al lado para liberar a la niña de las coletas y acabar con el sufrimiento del empollón que es Vd.

Menudo papelón.