Monday, November 24, 2008

Piérdete, Kierkegaard

Vuelvo a la poesía, de nuevo, porque más de uno (y más de seis) me ha transmitido su sorpresa por el último post que colgué en el blog (EL LUGAR DEL CRIMEN). Se ha dado cuenta, me dice, de que la poesía no es sólo esa cosa tan pesada que nos obligaron a memorizar en el colegio, con rimas sobre el burro de un autor clásico.

Parece que algunos han descubierto que la poesía puede ser tan actual y tan relacionada con la vida de cada día como el telediario, como andar por la calle una mañana de invierno.

El sorprendido soy yo, la verdad; seguro que mucho más que aquéllos que me trasladan que el escrito de Benedetti les dejó pensativos y les hizo rememorar muchas vivencias propias.

Hoy acudo a un chileno, Oscar Hahn, del que me acordé bastante estos días, debido a la acumulación de trabajo emocional que ha supuesto recibir muchas noticias desagradables que afectaban a seres queridos. Y también debido a que en casa hemos pasado una semanita algo tensa por cuestiones de salud de uno de los niños. Por mucho que todo haya ido de perlas (como esperábamos) el viaje ha sido duro, sobre todo para la madre de la criatura, que vive el dolor como propio (también el padre, pero alguien tiene que poner cara de "aquí no pasa nada...").

Para ella, para la mujer de mi gran vida y madre de mis viditas (de dos y tres años) y también para el amigo que sufre ahora una atroz angustia hospitalaria a la espera de noticias de su hijo, lanzo al aire las palabras de Hahn:


EL DOLIENTE

Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida

Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida

El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado

El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado

Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas

Thursday, November 13, 2008

EL LUGAR DEL CRIMEN

Estos días estuve releyendo a Mario Benedetti y, sin tener demasiado claro el porqué, me llamó la atención sobremanera el siguiente poema del maestro. Quizás (sólo quizás) sería porque mi particular experiencia del sueño se ve muy reflejada en lo que cuenta el viejo; quizás porque a lo largo del tiempo se me ha mostrado como evidente que no hay para uno mismo juez más implacable que uno mismo. En cualquiera de los casos, leed y disfrutad:

EL LUGAR DEL CRIMEN

A pesar de psicólogos

detectives / novelistas ingleses
los asesinos en su mayoría
no vuelven al lugar del crimen
huyen por lo común despavoridos
en búsqueda de indultos
olvidos y fronteras
y cuando al fin suponen
que se encuentran a salvo
y consiguen un lecho
con mujer o sin ella
cierran los ojos sobre su fatiga
y penetran incautos en el sueño refugio
la sorpresa es que allí nunca hubo indultos
ni dispensas ni olvido ni fronteras
y de pronto se hallan
con que el lugar del crimen
los espera implacable en el vedado de sus pesadillas