Thursday, July 05, 2007

El debate de los 2500

Decididamente, el presidente ha perdido todo temor a las consecuencias de sus actos. Se ha convertido en un intelectual en el peor sentido de la palabra, es decir, en alquien que se cree lo que se le ocurre.

La evidencia la tenemos en la noticia que nuestro primer ministro ha lanzado al ruedo en mitad del debate sobre el estado de la nación, que como todo el mundo sabe es un trámite en el que los gobiernos están obligados a hacer anuncios electorales de cara a los comicios venideros.

El asunto no es cosa de poca importancia, porque tiene un desarrollo perverso pero perfecto, que imposibilita al ciudadano menos avispado para darse cuenta de que le están tomando el pelo.

Efectivamente ¿cómo va a estar un país en el que de repente, todo progenitor recibirá una cantidad relativamente sustanciosa por hijo, nada menos que dos mil quinientos euros de vellón? Pues bien, mire usted, bien. Si el país no estuviera boyante en todos los sentidos, el gobierno no podría dar esta ayuda ¿no?

¿Cómo lo está haciendo un gobierno que de repente "regala" casi medio millón de pesetas a quien dé un hijo a la patria? Muy bien, claro, porque es capaz de administrar los presupuestos de modo que hay remanente para este desembolso tan solidario y precioso.

Un momento... - cavilará alguno que tenga la mala costumbre de plantearse si los presupuestos tienen que ver algo con ese desembolso.

Ea, ya salió el agorero con que le han dicho que en el Ministerio de Economía y Hacienda no saben nada de eso y que Solbes tiene la barba verde desde que escuchó a su jefe soltar la bomba en el debate.

Presidente, háganos un favor. Deje de considerarnos a todos estúpidos. O, por lo menos, no diga que no está usted en campaña, y que no la comenzó el día del debate sobre el estado de la tensión (perdón, de la nación... ¿de cuál, por cierto?). Usted está en plena campaña, y de las agresivas.

Sólo así se entiende que haga pública esa "paga" en un momento y en un lugar que no eran los adecuados ni los procedentes ni los respetuosos. Ni con los ciudadanos, ni con la oposición (por decir algo) política, que no tiene la más mínima posibilidad de hacer crítica (ni siquiera constructiva) a un planteamiento que, cual conejo blanco, se saca usted de la chistera en mitad de un acto que tiene una finalidad totalmente distinta a la que usted le ha dado por la vía de hecho.

No olvide una cosa: si sigue faltando al respeto a los ciudadanos, antes o despues le van a faltar al respeto los ciudadanos a usted. Y a lo mejor lo sacan de la Moncloa a golpe de voto (los de "enfrente") o a golpe de quedarse en casa cansados de sus mesiánicas salidas de tono (sus "propios", abonando la voluntad electoral de los de "enfrente").

Eso si no lo saca antes un atentado de los "hombres de paz" y sus amigos.

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